El Cementerio de los Ingleses, se esconde en un pequeño y apacible hueco frente al mar, en la ladera norte del monte Urgull. Un macizo rocoso de 120 metros de altura sobre el nivel del mar.
El origen de este pequeño cementerio no está claro, y aunque se ha relacionado con la quema de la ciudad en 1813, lo cierto es que hasta donde se sabe, en él se encuentran enterrados varios oficiales de la Legión Británica muertos en mil ochocientos treinta y tantos, durante la Primera Guerra Carlista. El origen de la confusión se debe a que también hay lápidas de otros difuntos que no eran soldados ingleses.
Al lado de las tumbas se erige también un monumento, en el que para más confusión se mezclan la conmemoración del primer centenario de la quema de la ciudad y el homenaje a los soldados británicos. Una de las hipótesis que se maneja es que el actual cementerio está construido sobre una anterior fosa común de soldados franceses.
El caso es que estas preguntas sin respuesta confieren a este lugar un halo de misterio que hace que proliferen leyendas de todo tipo. Pero de entre todas ellas, deja que te contemos una de las más antiguas y extendidas, la cual narra que en el cementerio de los Ingleses de San Sebastián también descansa una víctima de amor.
Según se cuenta, un oficial de la Legión inglesa, que se hallaba con su regimiento en Ategorrieta, se enamoró perdidamente de la dueña de su alojamiento… una mujer casada. Él requirió sus amores… y se dice que fue bien correspondido. Pero una noche, el cuerpo del oficial apareció asesinado junto a la fuente del Chofre, siendo enterrado en este cementerio del monte Urgull.
Años después, por el barrio de Ategorrieta, se veía correr entre los muchachos morenos a uno rubio, pecoso y de aspecto inglés, al que las malas lenguas bautizaron con el nombre de “El Inglesito”.