Los árabes permanecieron en Vejer de la Frontera más de cinco siglos, y bien que se nota. La huella de la cultura islámica es, en buena parte, lo que ha hecho de Vejer uno de los pueblos más bonitos de Andalucía.
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Los árabes permanecieron en Vejer de la Frontera más de cinco siglos, y bien que se nota. La huella de la cultura islámica es, en buena parte, lo que ha hecho de Vejer uno de los pueblos más bonitos de Andalucía.
No tienes más que ver el trazado de las calles o los restos de las murallas medievales. Y también los tradicionales patios andaluces, de los que el pueblo conserva una gran cantidad. Con una exuberante decoración de flores sobre el blanco de las paredes, los patios vienen a ser una herencia romana fundida con la arquitectura y la costumbre musulmanas, tan presentes en la vida de los andaluces.
Además de sus viviendas encaladas, sus azulejos y sus patios floridos, Vejer de la Frontera tiene un señor patrimonio monumental que empieza por su castillo. Una vieja fortaleza árabe del siglo XI encaramada a la parte más alta del entorno, desde cuyas almenas tienes unas vistas que quitan el hipo. También en el recinto amurallado está la Iglesia del Divino Salvador, que es en realidad una antigua mezquita a la que se fueron superponiendo construcciones posteriores. El resultado vale la pena verlo.
Al lado del convento de las Concepcionistas encontrarás el famoso Arco de las Monjas, que además de llevar al barrio de la Judería es el punto donde todo el mundo se hace una foto.
Otros edificios dignos de una visita son el Palacio del Marqués de Tamarón y la Casa del Mayorazgo, pero lo que de ningún modo te puedes perder es la Plaza de España, más conocida como de los Pescaítos. Es el lugar más emblemático del pueblo, con una fuente cubierta de azulejos de colores que fue hecha a mitad del siglo XX. Parece ser que los niños tenían la costumbre de introducir peces en ella, y eso le acabó dando el nombre popular.
¿Hay más que ver en Vejer de la Frontera? ¡Pues sí! Desde sus famosos molinos de viento hasta el acueducto romano de Santa Lucía, al que los árabes también aportaron su conocimiento en cuestiones de ingeniería.
Toca, para finalizar, hacer un alto entre tanto monumento y acercarte a la playa de El Palmar, a poquitos kilómetros de la villa. Allí verás una torre de las que en su día se utilizaron para vigilar la costa, por si los piratas.