Hay que ver la que, con los siglos, se ha terminado montando en torno a San Fermín. Y es que el santo, patrono de Navarra, tenía su celebración ya en tiempos medievales, pero con el tiempo se acabó mezclando su fecha con las ferias de mercaderes y las corridas de toros de principios de verano.
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Hay que ver la que, con los siglos, se ha terminado montando en torno a San Fermín. Y es que el santo, patrono de Navarra, tenía su celebración ya en tiempos medievales, pero con el tiempo se acabó mezclando su fecha con las ferias de mercaderes y las corridas de toros de principios de verano.
Pero el verdadero lio se montó hace casi cien años, cuando a un jovencito escritor llamado Ernest Hemingway se le ocurrió hablar de ella en sus novelas y todo el mundo empezó a preguntarse dónde estaba exactamente Pamplona y qué pedazo fiesta se montaba allí.
Y es que entre el chupinazo del 6 de julio y la despedida del 14 a medianoche, la ciudad multiplica por seis su población, llenándose de gente con ganas de cuchipanda y de bailar el Riau-Riau. Pero si los Sanfermines son famosos en el mundo entero es, sin duda, por los encierros. Cada mañana, los toros que van a ser lidiados durante la tarde son conducidos desde los corrales hasta la plaza a la carrera por las calles de la parte vieja, tal como se hacía cuando no había camiones ni furgonetas. Eso sí, lo normal era correr tras los animales, pero a finales del XIX a alguien se le ocurrió hacerlo al revés, y la gente empezó a jugarse el físico delante de los astados.
Este evento, archiconocido en el mundo entero, nos ha dejado varias anécdotas como por ejemplo que el encierro más corto tuvo lugar en 1997 con un record de 1 minuto 45 segundos y el más largo en 1886 con 6 horas y media de duración. La cosa es que el toro se plantó en la plaza y no había manera de sacarlo. En 1924, un pamplonés fue la primera víctima mortal de un encierro y en 1883 los toros mataron a 16 caballos en la plaza. Esta alocada carrera se retransmite en directo por televisión desde 1982.
Además de corridas, encierros, uniformes blancos y pañuelos rojos, en los Sanfermines hay fuegos artificiales, música, vino, chistorra y lo poco que todavía queda del origen religioso de la fiesta... Ayyy… ¿Qué pensaría el santo San Fermín de toda esta caótica, maravillosa y mundialmente famosa juerga?